Las superficies de cristal cada vez tienen más protagonismo en la moderna arquitectura de los nuevos edificios. Por un lado, el cristal deja pasar una gran cantidad de luz a los espacios interiores y mejora el bienestar de los ocupantes, a la vez que reduce interferencias como, los reflejos. Por otro lado, la penetración constante de luz eleva la temperatura de las estancias, particularmente en verano. Las elevadas temperaturas y la exposición directa a la luz solar no solo afecta a los ocupantes, sino también a las plantas y al mobiliario. Con flexROOM®, reducirá los costes de calefacción, refrigeración e iluminación artificial. Un sistema de protección solar automatizado con dispositivos estacionales también contribuye a proteger el medioambiente y minimiza el uso de combustibles fósiles.